Luis Miguel Romero Rodríguez: La alfabetización mediática es una urgencia que pocos países han priorizado

El profesor Luis Miguel Romero Rodríguez, es experto en Comunicación Estratégica y un prolífico y reconocido investigador, que cuenta con más de una centena de artículos científicos publicados en revistas de alto impacto internacional, una docena de libros en editoriales de prestigio y varios premios a su carrera científica y profesional.

Sobre la alfabetización mediática, Luis Miguel Romero Rodriguez considera que esta nos permite ser consumidores críticos y activos de la información en la era digital y nos ayuda a discernir entre la información veraz y las fake news, pero también a entender las agendas detrás de los mensajes que recibimos, para así utilizar los medios de comunicación y las plataformas de manera responsable.

A juicio del investigador “todos los medios de comunicación, e incluso los creadores de contenido, streamers, influencers, entre otros, tienen intereses en las informaciones que publican. Estos intereses suelen ser principalmente económicos y/o políticos, por lo que no son inocuos: tienen una intencionalidad”. En este sentido, añade Romero Rodríguez, aunque las fake news son un fenómeno creciente de manera exponencial, no es el único peligro de las falsedades que se pueden encontrar, incluso publicados en medios de comunicación “serios”.

El actual ecosistema digital y las competencias mediáticas

Luis Miguel Romero Rodríguez apunta que el sistema de plataformas actual y la ausencia de educación en materia de competencias mediáticas son el caldo de cultivo para generar sociedades desinformadas y entretenidas. “Es un escenario que combina lo peor de los dos minutos de odio de 1984 (George Orwell) y el soma de Un mundo feliz (Aldous Huxley), en el sentido que mientras existen muchos medios con agendas propias «inyectándonos» información parcializada, por otro lado, estamos más concentrados en las pseudoinformaciones, la prensa rosa y los virales de TikTok”. Considera el investigador que esto hace que la ciudadanía esté continuamente atenta a temas que no son importantes, porque no tienen la capacidad crítica de “filtrar lo que consumen”.

En una analogía con temas nutricionales, Romero Rodríguez intenta ser didáctico: “Basar nuestra dieta en hamburgesas, pizzas, refrescos y golosinas puede resultar adictivo, a la vez que más económico -tanto en tiempo de elaboración, como en precio- que intentar tener una dieta balanceada. Sin embargo, tarde o temprano terminaríamos con problemas de salud, como obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares. Lo mismo sucede con nuestro cerebro cuando estamos adictos al móvil, atentos a la prensa rosa y a los challenges de la red social de moda”. En esta línea, el investigador cree que al igual que se debe tener una dieta balanceada, también debemos cuidar los contenidos que consumimos a partir de una “infodieta”.

“Somos lo que consumimos, en todas sus facetas”, expresó Romero Rodríguez como un mantra durante toda la entrevista. Por esta razón considera el experto que existe una urgencia social para incorporar la alfabetización mediática en la educación formal desde edades tempranas. “La infancia y la adolescencia son dos etapas sumamente frágiles en la construcción de los hábitos, por lo que es necesario desarrollar sus habilidades para pensar críticamente y evaluar los contenidos que reciben”, apunta el investigador.

A su parecer, no se trata de prohibir consumir “contenidos vacíos”, pues explica que el ocio y el entretenimiento está migrando a las pantallas y que el consumo de este tipo de contenidos es parte de la “válvula de escape” de la realidad para muchas personas. “Se trata de entender que detrás de un vídeo de YouTube de una influencer hay un interés económico por venderte algo, que detrás de la información de un medio de comunicación suelen haber intereses políticos y de ciertas fuentes por vender un enfoque específico de la información (framing o encuadre), pero también de ponernos límites a nuestra «vida digital» para re-aprender hábitos saludables de socialización fuera de las pantallas.

Una urgencia advertida, pero con pocos resultados prácticos

Son muy pocos los países hispanoamericanos que han integrado la alfabetización mediática a los currículos escolares, generalmente por falta de consenso sobre el enfoque y los contenidos, es decir, sobre lo que debe incluirse y cómo debe enseñarse, pero además por la naturaleza compleja de las diversidades culturales y de las realidades educativas de cada uno de ellos. A juicio de Romero Rodríguez, uno de los problemas más comunes es que los currículos escolares ya están abarrotados de asignaturas y contenidos, y a menudo hay resistencia a agregar nuevas materias o a reducir el tiempo dedicado a materias existentes para acomodar la alfabetización mediática.

Asimismo, a juicio de Luis Miguel Romero Rodríguez, otra de las limitaciones es la falta de recursos y de capacitación docente para su implementación de manera efectiva. “No sirve de nada aplicar contenidos de alfabetización mediática en los currículos escolares si los educadores no están formados en esta temática, por lo que primero habría que incluir esta formación en los programas de magisterio de las universidades e institutos pedagógicos, para después hacer un esfuerzo en el currículo escolar, y no al revés”.

Sin embargo, según el investigador, el principal obstáculo para que la educación mediática se convierta en una realidad es la falta de comprensión de su importancia por parte de los responsables gubernamentales, y sobre todo de voluntad política. “No es un tema que arrastre votos, ni mucho menos que esté en la agenda mediática”, explica Romero, aunque señala que existen algunas iniciativas de la UNESCO, la Unión Europea y de redes internacionales como Alfamed que están presionando para que la alfabetización mediática, informacional y digital sean una realidad, a mediano plazo, en las escuelas.

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